Afuera llueve un poco, 
pero adentro llueve más 

y ves como todo 
se te empieza a hacer ceniza. 
Te vas a quedar sin puchos y sin excusas, 
tendrás que aprender a viajar solo 
en tu montaña rusa. 

Las ganas te quedan rengas, 
el vaso por la mitad 
y nadie te dice nada 
que se acerque a una verdad.